Afrontar la dependencia de una persona mayor no es solo una cuestión asistencial: es un proceso emocional, familiar y social que transforma la vida.
En el Centro de Día MIMO La Flota, acompañamos a las familias en ese camino, ofreciendo apoyo, orientación y confianza para que nadie lo recorra solo.
La negación inicial: “todavía puede”
Aceptar que un ser querido ha perdido autonomía no es fácil.
Al principio, muchas familias interpretan los cambios como algo pasajero. Esta negación inicial no implica desinterés, sino miedo y tristeza ante la pérdida de capacidades.
En MIMO, abordamos este momento desde la escucha activa y la empatía, ayudando a las familias a comprender la situación sin culpa.
Durante las entrevistas iniciales valoramos tanto las necesidades de la persona mayor como el estado emocional de quienes la acompañan, para ofrecer una atención verdaderamente personalizada.
La sobrecarga del cuidador
En la mayoría de los casos, una sola persona —habitualmente una hija o esposa— asume la mayor parte del cuidado.
Ese esfuerzo sostenido puede generar agotamiento, ansiedad o aislamiento.
Por eso, nuestro centro de día actúa como espacio de respiro y apoyo familiar.
Mientras la persona mayor participa en actividades significativas y recibe atención profesional, la familia puede descansar, trabajar o retomar su vida cotidiana con tranquilidad.
“El bienestar de la persona mayor empieza también por el bienestar de quien la cuida.”
Dudas, burocracia y desinformación
El sistema de atención a la dependencia puede resultar abrumador.
Trámites, valoraciones, ayudas, plazos… demasiada información en poco tiempo.
En MIMO, nuestro departamento de trabajo social acompaña a las familias paso a paso, explicando con claridad cada proceso y las distintas opciones de plaza (concertada, privada o con ayuda vinculada).
Esta orientación profesional reduce la incertidumbre y fortalece la confianza en el proceso de cuidado.
El impacto económico del cuidado
Cuidar tiene un coste, tanto emocional como económico.
Por eso, en MIMO ayudamos en la tramitación de ayudas y prestaciones públicas, para que la economía no sea una barrera al acceso de cuidados de calidad.
Los conflictos y las decisiones familiares
Cuando llega el momento de decidir, pueden aparecer diferencias entre hermanos o familiares.
Desde MIMO promovemos un enfoque sistémico del cuidado, acompañando los procesos familiares con diálogo, mediación y acompañamiento técnico.
Creemos que la mejor decisión es aquella que se toma desde la calma y el consenso, poniendo siempre en el centro el bienestar de la persona mayor.
El cuidado emocional
Cuidar implica emociones intensas: amor, miedo, culpa, cansancio…
Por eso, en MIMO cuidamos también la salud emocional de las familias y del equipo profesional.
A través de programas como “Con mucho MIMO”, talleres de risoterapia y actividades de bienestar, ayudamos a recuperar la alegría y el equilibrio que sostienen el día a día del cuidado.
Cuidar también es coordinar
Las familias a menudo se sienten perdidas entre los ámbitos social y sanitario.
En MIMO actuamos como puente de coordinación, conectando con médicos, servicios sociales y entidades del entorno.
Nuestra apuesta por la digitalización de los registros y la comunicación fluida con las familias garantiza una atención transparente, continua y de calidad.
Cambiar la mirada sobre el cuidado
Cuidar bien no significa hacerlo todo en casa.
En MIMO La Flota queremos romper el estigma asociado al uso de recursos profesionales: acudir a un centro de día es una decisión responsable, no una renuncia.
Aquí, las personas mayores mantienen su autonomía, se relacionan, disfrutan y siguen construyendo su historia.
“El centro de día no sustituye a la familia, la acompaña.”
Una red que sostiene
El verdadero cuidado es compartido.
En MIMO La Flota entendemos que atender a la persona mayor implica también cuidar a su entorno, escucharlo y acompañarlo.
Nuestro modelo de Atención Centrada en la Persona y su Entorno integra la dimensión física, cognitiva y emocional, ofreciendo una respuesta profesional, cálida y humana.
Porque cuando una familia se siente acompañada, el cuidado se transforma en el bienestar de todos.
