Opiniones de familias
Mi madre ha sido siempre una persona muy independiente y algo especial. Lo ha hecho todo sola y no le ha gustado pertenecer a asociaciones o clubes, por eso, cuando la edad avanzó y su movilidad se redujo, pensé en llevarla a un centro de día.
Sabía que no sería fácil convencerla. Su carácter fuerte y su personalidad me hicieron sospechar de que sería muy complicado que viera la parte positiva de estar entre personas de su misma edad con quienes compartir vivencias y cosas comunes a su generación; participando en actividades, haciendo ejercicios adaptados a su condición física y edad, y en definitiva, pasándolo bien y sintiéndose valoradas.
Accedió medio a regañadientes, haciéndome ver que iba porque yo se lo estaba aconsejando, pero que no iba a durar ni un día.
Pues bien, mi madre lleva desde enero en el Centro de día Mimo y su cambio a mejor ha sido muy notable. Está ilusionada, se levanta con una motivación y está contenta.
Debo decir que más del 50% de la evolución tan positiva de mi madre ha sido labor del personal que allí trabaja. Están pendientes de los usuarios ( tienen una auxiliar para cada uno de ellos) en todo momento. Se les nota que les gusta su trabajo, que lo disfrutan y que miman a los mayores que están allí.
No puedo estar más agradecida al centro y a todos los que allí trabajan.
Recomendable 100%.
¡Gracias a todos los que trabajan en el Centro de Día MIMO!
Luisa, hija de Pepita
A mi padre, como seguramente a tantas otras personas, le costó adaptarse a ir a un centro de día con personas desconocidas. El trato es exquisito, tanto hacia él como hacia su familia. Siempre dispuestos a dar cualquier información y a realizar cualquier cuidado adicional que se requiera. Respetan sus decisiones, Cabezonerías , y conocen bien todos sus gustos.
No podríamos estar más contentos . Es un pilar fundamental de su bienestar.
Alejandro, hijo de Pedro Montoro
Para tod@s los trabajadores de Mimo!!
Éstas letras son para expresar lo agradecidos que estamos en casa con el recibimiento y la estancia que está teniendo mi madre, María Martínez, en vuestro centro. Desde antes de empezar incluso, la atención y el trato fueron excelentes.
Mi madre es una gran mujer, es fácil tratar y entenderse con ella, es muy risueña y se adapta a todo rápidamente. Aún así, al principio era reacia a asistir a ningún centro, ella no se veía allí, quería estar tranquila en casa, pero la convencimos para que probara con la promesa de no volver si no le gustaba. Bendito día que accedió. Ya desde el minuto uno salió diciendo maravillas del centro, de los trabajadores (de todos, independientemente del puesto) de los compañeros, de lo bien que la trataban y de lo contenta que estaba.
Por supuesto, quería volver al día siguientes y los sucesivos… Y así sigue, contentísima, apuntándose a todo lo que le ofrecen y encantada.
Todos los días que hablo con ella o a cualquiera que le pregunta, dice que está muy bien, que lo pasa estupendamente allí, que la tratan fenomenal y con mucho cariño. Está encantada y muy feliz y nosotros de verla.
Hacéis una gran labor, ayudáis y cuidáis de nuestros mayores, les hacéis sentir muy bien.
Daros las gracias de nuevo y encantados de que os hayáis cruzado en nuestro camino, sobre todo en el de mi madre, María, que está muy contenta en vuestro centro y se lo pasa genial.
Cristina, hija de María Martínez.
Carmen, esposa de Pepe
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